En España, la ley permite que los hijos de hasta tres años de edad puedan estar con su madre mientras ésta cumple condena en un Centro Penitenciario. Después, si la madre aún no está en libertad, el niño pasa a manos de la familia o bien a un centro tutelado por la Administración.
Aunque la medida es importante para mantener adecuadamente la relación materno-filial y que los niños conserven este vínculo con sus progenitores, el sistema penitenciario no es un medio propicio para el correcto desarrollo de sus hijos. Se trata de una situación legal y muchas veces inevitable que conlleva importantes riesgos para los niños. El principal problema es que en los tres primeros años de vida, que es cuando se forja la personalidad de los menores y los niños carecen de estímulos, aprendizajes y conductas indispensables para su correcto desarrollo. Las barreras arquitectónicas, los horarios, las celdas o los espacios comunes se convierten en trabas para su adecuado crecimiento, viéndose privados de su derecho a vivir la vida como cualquier niño de su edad, por circunstancias completamente ajenas a ellos.
Son niños que padecen déficit de desarrollo en las habilidades motoras y cognitivas, en su desarrollo afectivo, relacional y sensorial. Sufren sentimiento de miedo a espacios extraños al ámbito penitenciario y tienen carencias de experiencias lúdicas positivas en espacios al aire libre.
Desde el año 1.978 la Fundación, gracias a un numeroso grupo de voluntarios, la Fundación:
- Realiza salidas con los menores todos los sábados y los domingos al exterior.
- Organiza talleres dirigidos a las madres y sus hijos, como son los talleres de juego terapéutico o de cuenta cuentos.
- Organiza celebraciones de cumpleaños dentro de los módulos de madres.
- Realiza salidas programadas con padres e hijos.
- Organiza campamentos de verano.
Programa Kostka